En Lourdes el 25 de marzo de 1858, la Señora dice su nombre
La fiesta de la Anunciación se celebra el 25 de marzo, nueve meses antes del 25 de diciembre, fecha del nacimiento de Cristo. En Lourdes también celebramos un acontecimiento que cambió la vida de la pequeña ciudad de 4.000 habitantes en 1858. El 25 de marzo de 1858, la Señora que se aparece a Bernardita Soubirous le da su nombre tan esperado: «Yo soy la Inmaculada Concepción».
Cuando el 25 de marzo cae en Semana Santa, como ocurre este año (2024), se celebra el lunes siguiente al domingo de Resurrección: el 8 de abril.
Programa del lunes 25 de marzo, aniversario de la 16a aparición
10.00: Misa en la Gruta (FR)
11.15: Misa en la capilla san José
12.00: Relato de la Aparición y Ángelus en la Gruta (FR)
16.15: Rosario en la Gruta y relato de la Aparición
17.15: Adoración en la basílica del Rosario
20.30: Rosario con antorchas en la Gruta
25 de marzo de 1858, decimosexta aparición
Durante las tres semanas de su ausencia, en una calma que a los oficiales les pareció de buen augurio, Bernardita se envuelve en el silencio. Sin embargo, la fiesta del día siguiente suscitó una discreta esperanza; los que estaban convencidos de que era la Santísima Virgen la que se había aparecido a Bernardita pensaron que bien podría manifestarse para su Anunciación.
¡Sorpresa! El rumor que circulaba desde hacía una semana había atraído a varias decenas de personas.
La muchacha blanca está allí, fiel a la cita que ha concertado sólo para Bernardita. A la alegría de las demás apariciones se añade el sabor de una amistad reencontrada tras una larga ausencia.
Tras varios intentos de Bernardita por formular una frase que había aprendido de memoria y no retenía, la visión revela por fin su nombre: «Levantó los ojos al cielo, uniendo las manos, que estaban extendidas y abiertas hacia la tierra, en señal de oración, y me dijo: “Que soy Inmaculada Councepciou”». Bernardita echó a correr y repitió una y otra vez por el camino las palabras que no entendía.
Estas palabras turbaron al buen sacerdote. Bernardita no conocía esta expresión teológica para referirse a la Santísima Virgen. Cuatro años antes, en 1854, el Papa Pío IX la había convertido en una verdad de la fe católica (dogma de la Inmaculada Concepción).