Martes 2 de julio de 2024 – Comunicado de Monseñor Jean-Marc Micas, obispo de Tarbes y Lourdes.
Tras la revelación de las múltiples agresiones por las que Marko Rupnik ha sido acusado, se ha planteado la cuestión de la continuidad de los mosaicos que este elaboró para el Santuario de Lourdes y que se exponen en la entrada de la basílica de Nuestra Señora del Rosario. Muchas personas víctimas de violencia y abusos sexuales a manos de religiosos han expresado su sufrimiento y la violencia que esta exposición representa ahora para ellas.
Entre mayo y octubre de 2023, junto con el rector del Santuario, constituimos una comisión para determinar cuál era la mejor respuesta a esta difícil cuestión. Entre los miembros de esta comisión se encontraban algunas víctimas (francesas y extranjeras), pero también expertos especializados en el arte sacro, juristas, personas comprometidas con la prevención y la lucha contra los abusos y capellanes de Lourdes. Esta comisión lleva trabajando desde noviembre de 2023. Al mismo tiempo, también he podido escuchar y leer las opiniones de un gran número de personas que me han enviado sus propias aportaciones, entre ellas: cardenales, obispos, artistas, juristas, víctimas, peregrinos, etc.
Hoy por hoy, puedo constatar que las opiniones están muy divididas y, a menudo, polarizadas. ¿Debemos dejar los mosaicos donde están? ¿Debemos destruirlos? ¿Retirarlos o exponerlos en otro lugar? No hay consenso sobre ninguna de las propuestas. Las posturas adoptadas son vivas y apasionadas.
En lo que a mí concierne, mi opinión es ahora muy clara: esta situación no tiene nada que ver con otras obras cuyos autores y víctimas no se encuentran con vida, en ocasiones desde hace siglos. En este caso, tanto las víctimas como el autor están vivas. Además, con el paso de los meses he comprendido que no me corresponde a mí razonar en función del estatuto de una obra de arte, de su «moralidad», que debe distinguirse de la de su autor. Mi papel se centra en velar por que el Santuario acoja a todo el mundo, especialmente a quienes sufren, incluidas las víctimas de abusos y agresiones sexuales, ya sean niños o adultos. En Lourdes, las personas que han sufrido, han sido heridas o necesitan ser consoladas y recuperarse deben ser una prioridad. Esta es la gracia de este Santuario: nada debe impedirles responder al mensaje de Nuestra Señora, la cual les invita a venir aquí en peregrinación. Dado que esto se ha vuelto imposible para muchos, mi opinión es que sería preferible retirar estos mosaicos.
Esta opinión no goza de una gran aceptación, incluso llega a enfrentase a una verdadera oposición: el tema levanta pasiones. Hoy en día, la mejor decisión a tomar aún no está lista. A su vez, mi convicción, convertida en decisión, no sería comprendida lo suficiente y añadiría aún más división y violencia.
Por esta razón, continuaré trabajando aún más junto a las víctimas para discernir lo que es más conveniente aquí en Lourdes y así honrar una exigencia absoluta de consuelo y recuperación.
A partir de ahora, y de forma concreta, he decidido que estos mosaicos ya no se resaltarán como hasta ahora por los efectos luminosos de la procesión mariana que reúne a los peregrinos todas las noches. Es un primer paso. Determinaremos los próximos junto con las personas de buena voluntad que acepten ayudarnos.
Me corresponde a mí, como «Guardián de la Gruta», más allá de la cuestión específica del futuro de los mosaicos, hacer progresos concretos, una y otra vez, para acoger en Lourdes a las víctimas y a todas las personas heridas, débiles y pobres. Esa será mi labor en los próximos meses, junto con aquellos que acepten seguir ayudándome.
Confío esta situación a la misericordia de Dios, así como a la intercesión de Nuestra Señora de Lourdes y santa Bernardita.