El 7 de septiembre, el Santuario de Lourdes se vio afectado por la crecida repentina del Gave de Pau, lo que nos dejó unas imágenes que han dado la vuelta al mundo. El padre Michel Daubanes, rector del Santuario, recuerda este día marcado por la devastación y un notable impulso de solidaridad.
Un día duro y emotivo
«Fue un día duro y bonito al mismo tiempo», confiesa el padre Daubanes. Este describe la tristeza que sintió al ver la célebre Gruta, lugar de oración mundialmente conocido, inundada hasta la mitad del altar y recubierta de barro y suciedad. Llegaron llamadas de preocupación procedentes de todo el mundo, lo que atestigua la importancia que posee este lugar para tanta gente.
No obstante, más allá de la adversidad, destaca la emoción generada por la rápida y generosa movilización del personal del Santuario. En el momento en que la alerta se consideró grave, en plena noche, los equipos de seguridad y dirección pusieron en marcha una serie de medidas para proteger las sacristías y asegurar todo el recinto. Muchos empleados, incluidos los que no estaban de servicio, vinieron para echar una mano junto a los voluntarios que se encargaban de limpiar y restaurar el espacio.
«También fue un día muy bonito gracias a esta solidaridad», subrayó el padre Daubanes. Gracias a estos esfuerzos, la Gruta se pudo reabrir rápidamente para acoger a los peregrinos. Además, se consiguió retransmitir en directo desde la Gruta el rosario de las 18:00 h en italiano, así como cumplir la programación litúrgica.
Un apoyo mundial, sobre todo del papa Francisco
El papa Francisco, de visita en Papúa, envió un mensaje de apoyo, un gesto que el padre Daubanes apreció profundamente. «No vi el mensaje del papa de inmediato porque tenía que presidir la misa de la 10:00 h en la Gruta, pero transmití sus palabras de apoyo a todos los capellanes». En especial, este mensaje resultó muy emotivo durante la entrega de la cruz de los capellanes a los nuevos guardianes de la Gruta, lo que mostró la importancia que posee el apoyo espiritual de la Iglesia universal.
Daños y desafíos futuros
En general, pese a no poder evitar del todo la crecida, el sistema de protección puesto en marcha tras las inundaciones de 2013 ha demostrado su eficacia.
Lo más preocupante sigue siendo el estado de los diferentes puentes del Santuario, ya debilitados por las inundaciones de 2012, 2013 y 2018. En las próximas semanas, se llevarán a cabo una serie de estudios subacuáticos para evaluar su estado en profundidad.
Vigilancia y esperanza
Ante estos acontecimientos, el padre Daubanes insiste en la importancia de permanecer alertas, sin perder la esperanza. «El Santuario debe continuar con alegría y vigilancia. La fe nos da la paz, pero debemos estar atentos».