El P. Pomian fue el primer sacerdote a quien Bernardita se confió. Fue a verle el 13 de febrero de 1858 para contarle lo que había visto en la Gruta de Massabielle de Lourdes. Ese mismo día, Bernardita se confesó por primera vez en su vida. Él creyó muy pronto en la historia de Bernardita, porque la primera señal que le dio, el viento, le recordó el viento de Pentecostés. Así que pidió permiso a Bernardita para ir a hablar de ello con el párroco, Peyramale.
130 aniversario de la muerte del P. Pomian
Este sábado 15 de julio, durante la misa de las 11:15 en la basílica del Rosario, los capellanes de Lourdes rendirán homenaje al P. Pomian por el 130 aniversario de su partida hacia el Señor. Durante esta misa de homenaje, 5 capellanes recibirán la cruz de capellanes.
Otros encuentros de Bernardita con el P. Pomian
Después del primer encuentro de Bernardita con el P. Pomian, el 13 de febrero de 1858, Bernardita vuelve a verle el 2 de marzo de 1858 con el mensaje: «Vaya a decir a los sacerdotes que se construya aquí una capilla y se venga en procesión». Entonces pide a Bernardita que se dirija al P. Peyramale.
Fue él también quien preparó a Bernardita para que recibiera su esperada Primera Comunión en la capilla del hospicio (el 3 de junio de 1858) y quien la admitió en la cofradía parroquial de las Hijas de María.
Cuando Bernardita se marchó a Nevers, se mantuvo en contacto con ella y la visitó en dos ocasiones. El 29 de julio de 1875 para asistir a los votos de su sobrina, sor Matilde Pomian, y el 15 de septiembre de 1876 para preparar la construcción del orfanato de Lourdes.
Bernardita decía de él: «Es un padre para nuestras hermanas de Lourdes».
¿Quién era el P. Pomian?
Bertrand-Marie Pomian nació en Aveux (a 90 km de Lourdes) el 27 de septiembre de 1822. Fue ordenado sacerdote el 19 de diciembre de 1846 y nombrado vicario de Castelnau-Magnoac en 1847, luego de Ossun en 1848 y finalmente de Lourdes el 1 de noviembre de 1851.
Fue nombrado capellán del Hospicio y de la cárcel de Lourdes el 25 de abril de 1857. Canónigo honorario de la catedral de Tarbes, fue también director del orfanato de María Inmaculada.
Era un hombre de pocas palabras, rudo y frío, pero muy sensible y muy buen músico.
Cuando Émile Zola visitó Lourdes, quiso conocerle. El P. Pomian se negó, respondiendo: «Digan al Sr. Zola que no puedo enseñarle más que lo que está escrito; el resto es asunto del confesor, y él no habla».
Sus últimos momentos fueron relatados por las monjas que le asistieron:
El 15 de julio, cuando estaba enfermo y encamado en el hospicio, dijo a las religiosas: «¿No ven a la Virgen a los pies de mi cama?» ellas contestaron que no, entonces él dijo: «Sin embargo ahí se encuentra». Luego, al oír las campanadas del Ángelus, lo rezó y dijo a las monjas: «Vamos a rezar ahora el Confiteor para pedir perdón a Dios por mis faltas. Y ahora recemos también el Salve Regina». Al final de esta oración gritó: «¡Subamos al cielo! ¡Subamos al cielo!» y expiró. Tenía 71 años.
El P. Pomian está enterrado en el cementerio de la Égalite de Lourdes.
Notas tomadas de los archivos del Santuario por Nicolas Dargegen