Cada año, el santuario de Lourdes (Francia) celebra la festividad de Nuestra Señora de Guadalupe en honor a la aparición mariana que tuvo lugar en México en el año 1531. Este 12 de diciembre, los peregrinos se reunirán en torno a un programa rico en devoción y espiritualidad.
La jornada comienza con una misa en español a las 10:00 h en la basílica de Nuestra Señora del Rosario, la cual se retransmitirá en directo o en diferido para aquellos que no puedan asistir. Además, los fieles podrán formar parte de una procesión hasta la capilla dedicada a Nuestra Señora de Guadalupe.
Tras la procesión, los peregrinos y fieles podrán participar en la ofrenda floral en honor a Nuestra Señora, la cual se basa en crear juntos un ramo que muestre la belleza de la diversidad. Los peregrinos podrán llevar sus propias flores o comprarlas aquí mismo.
Por la tarde, los peregrinos podrán seguir «Los pasos de Bernardita» en español a las 14:30 h, donde realizarán un recorrido por la vida de la pequeña vidente de los Pirineos. Todo el mundo está invitado a rezar el rosario en español a las 16:15 h, seguido de la tradicional visita a la Gruta, en la que la Virgen se apareció a Bernardita Soubirous en 1858.
El Mariachi Mexicanísimo du Lot animará la jornada entonando las Mañanitas, con la participación de las religiosas inmaculatinas de Lourdes, lo cual aportará un toque festivo a esta celebración que une culturas y continentes en torno a la fe mariana.
Lourdes y Guadalupe: una devoción popular en dos lugares muy distintos
Aunque separadas por varios siglos y miles de kilómetros, las apariciones de Nuestra Señora de Guadalupe a Juan Diego y de Nuestra Señora de Lourdes a Bernardita Soubirous comparten asombrosas similitudes a la vez que reflejan las distintas realidades culturales y religiosas de sus épocas.
Dos lugares y dos épocas
En 1531, en México, dentro de un contexto de tensiones entre las culturas autóctona y europea, la Virgen eligió a Juan Diego, un humilde indio nahua, en la colina de Tepeyac.
En 1858, en Lourdes (Francia), en pleno siglo XIX y en el marco de una sociedad francesa inmersa en la industrialización, la Virgen se manifestó a Bernardita Soubirous, una joven pobre y analfabeta, en la Gruta de Massabielle.
Una petición común
En Guadalupe, la Virgen – bajo la apariencia de una mujer mestiza – pidió que se construyera una iglesia en el lugar de la aparición. La célebre tilma de Juan Diego, en la que quedó milagrosamente impresa la imagen de la Virgen, se convirtió en un símbolo de fe y oración. En la actualidad, Nuestra Señora de Guadalupe es venerada como la «Emperatriz de las Américas», simbolizando la unión entre los pueblos.
En Lourdes, la Virgen transmitió un mensaje de amor y penitencia. Aquella que afirmó «Yo soy la Inmaculada Concepción», solicitó a Bernardita que se construyera una capilla y se viniera en procesión. El descubrimiento de la fuente, el 25 de febrero de 1858, y las primeras curaciones milagrosas hicieron de Lourdes un lugar en el que los peregrinos enfermos y con alguna discapacidad siempre están en la primera línea.
Estas dos apariciones transmiten un mensaje universal de esperanza, unidad y fe. Son un recordatorio de la presencia constante de la Virgen María en la vida de los creyentes, aportando consuelo y renovación espiritual en los momentos de duda y sufrimiento. La festividad de Nuestra Señora de Guadalupe en Lourdes encarna este encuentro entre culturas y continentes, unidos por una devoción común a la Virgen María.