Durante el mes de septiembre, la Iglesia celebra tres fiestas marianas entre semana: el nacimiento de María (8 de septiembre), el nombre de María (12 de septiembre) y los dolores de María (15 de septiembre). En este día la Iglesia honra sus incomparables dolores, especialmente los que sintió al pie de la cruz.
Vivir la fiesta de Nuestra Señora de los Dolores en Lourdes:
11.15 – Misa en la Capilla de san José
16.15 – Rosario en la Gruta
17.00 – Procesión eucarística
21.00 – Procesión mariana de las antorchas
22.30 – Misa en la Gruta (francés)
Durante la visita del papa Benedicto XVI a Lourdes (12-15 de septiembre de 2008), con motivo del 150º aniversario de las apariciones, durante la homilía de la misa de la Virgen de los Dolores, el Papa recordó:
«Ayer celebramos la Cruz de Cristo, instrumento de nuestra salvación, que nos revela en toda su plenitud la misericordia de nuestro Dios. En efecto, la Cruz es donde se manifiesta de manera perfecta la compasión de Dios con nuestro mundo. Hoy, al celebrar la memoria de Nuestra Señora de los Dolores, contemplamos a María que comparte la compasión de su Hijo por los pecadores. Como afirma san Bernardo, la Madre de Cristo entró en la Pasión de su Hijo por su compasión (cf. Sermón en el domingo de la octava de la Asunción). Al pie de la Cruz se cumple la profecía de Simeón de que su corazón de madre sería traspasado (cf. Lc 2,35) por el suplicio infligido al Inocente, nacido de su carne. Igual que Jesús lloró (cf. Jn 11,35), también María ciertamente lloró ante el cuerpo lacerado de su Hijo».
Para ilustrar los dolores de la Virgen Madre, los pintores representan su Corazón atravesado por siete espadas, que simbolizan los siete dolores principales de la Madre de Dios, que la coronaron Reina de los Mártires. He aquí una lista de estos siete dolores cuyo recuerdo es muy preciado para los hijos de María:
La llamada a la penitencia ocupa un lugar importante en el ciclo de Apariciones: cinco de dieciocho. Se sitúa más o menos en la mitad del ciclo. La penitencia no es la primera ni la última palabra del mensaje de Lourdes, pero no hay mensaje cristiano que no llame a la conversión. “Conversión”, “arrepentimiento”, “penitencia” son tres formas de traducir la misma palabra utilizada en los Evangelios. El 24 de febrero de 1858, en la Gruta de Lourdes, la Señora se presentó a Bernardita y le dijo: «¡Penitencia! ¡Penitencia! ¡Penitencia! Ruegue a Dios por los pecadores».