Durante el mes de septiembre, la Iglesia celebra tres fiestas marianas entre semana: el nacimiento de María (8 de septiembre), el nombre de María (12 de septiembre) y los dolores de María (15 de septiembre). La fiesta del Santo Nombre de María es una memoria facultativa.
En Lourdes, el Santo Nombre de María se pronuncia a cada hora durante el rezo del rosario en la Gruta, así como por la noche durante la procesión de las antorchas, donde todos los peregrinos cantan las Avemarías, alabando y agradeciendo al Señor todos los favores obtenidos por la intercesión de la Virgen María.
Vivir la fiesta del Santísimo Nombre de María en Lourdes:
11.15 – Misa en la Capilla de san José
16.15 – Rosario en la Gruta
17.00 – Procesión eucarística
21.00 – Procesión mariana de las antorchas
22.30 – Misa en la Gruta (francés)
La fiesta del santo Nombre de María es una fiesta litúrgica católica latina que fue establecida por el papa Inocencio XI en 1683.
El nombre de María tiene un valor religioso especial porque recuerda al mismo tiempo las oraciones del Ángelus y del Magnificat.
Era justo que el nombre de María encontrara su lugar en nuestras fiestas católicas, junto al nombre de Jesús, porque el nombre de María es un nombre glorioso, un nombre que todo lo ama, un nombre saludable. Los Padres de la Iglesia han meditado mucho sobre el significado del nombre de María. Los santos han intentado una y otra vez contar las maravillas del nombre de María.
Lo que algunos santos nos dicen sobre el Santo Nombre de María:
«Tu dulcísimo nombre –dice san Ambrosio– es ungüento perfumado con aroma de gracia divina».
«¡Qué glorioso es tu nombre, oh santa Madre de Dios!” –clama San Buenaventura-, “¡qué glorioso es el nombre que ha sido fuente de tantas maravillas!»
«Oh, nombre lleno de dulzura! -exclamó el beato Enrique Suzo-. ¡Oh, María! ¿Quién eres Tú, entonces, si solo tu nombre es ya tan amable y está tan lleno de encantos?»
El nombre de María es un nombre de salvación. «El solo nombre de María, dijo San Bernardo, pone en fuga a todos los demonios».
Bendecida e invocada por todos los cristianos del mundo, bastará el nombre de la Virgen María para consolar a los fieles.
La primera gloria de este bendito nombre es que fue inspirado por Dios a los padres de la Virgen recién nacida y que el Arcángel Gabriel lo pronunció con una voz llena de reverencia; y desde entonces, todas las generaciones cristianas lo repiten en cada momento del día; el Cielo pronuncia este hermoso nombre a la tierra, y la tierra ve su melodioso eco en el Cielo.
Ave María
Dios te salve, María,
llena eres de gracia;
el Señor es contigo.
Bendita Tú eres
entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén